Fonchito le ha abierto las puertas de su casa a Magdalena para que tenga un lugar cómodo en donde vivir y, aunque no es lo que ella esperaba, resulta ser mucho más cómodo de lo que hubiera podido arrendar con su sueldo.
Sin embargo, ella no se siente cómoda y se lleva una gran sorpresa cuando Don Pacho y Fonchito la despiertan con un desayuno de bienvenida y lo que más le gusta para que se sienta como en casa.