El ambiente en Girardot parece haber sacado a relucir los sentimientos y pasiones de Armida e Ismael, quienes descubren que, más allá de un matrimonio por conveniencia, sí existe una atracción física entre ambos.
Sus viajes y paseos por el lugar terminan demostrándoles a ambos que la pasión ha ganado. Pero no solo eso, parece que Armida ha empezado a enamorarse de Don Ismael.