Al comienzo de la cuarta temporada Aurelio es ya la personificación del poder absoluto y de la ambición sin límites. En complicidad con Esperanza Salvatierra, su amante y socia en el negocio del lavado de dólares, se ha propuesto extender sus dominios al petróleo, el oro, el uranio y hasta la bolsa de Nueva York.
Pero la repentina aparición de una enfermedad que puede quitarle la vida le lleva a cambiar sus planes. Ahora tiene que hurgar en su pasado en busca de su salvación. Y solo así, venciendo sus propias limitaciones físicas y estableciendo alianzas inesperadas, podrá enfrentar a viejos y nuevos enemigos y así mantenerse al frente del poder y la gloria.