Alias J.J. decidió entregarle la miscelánea a ‘El piojo’ supuestamente para no tener más problemas con el cartel del Valle, pero todo era parte de un plan para iniciar un nuevo negocio de narcotráfico adentro de la Cárcel Capital: la producción de ácidos.
Con la excusa de escribir un libro de historias tras las rejas, J.J. logró engañar a todos para conseguir todos los insumos químicos necesarios para la fabricación de esta nueva droga, camuflada en las páginas de los textos. Una vez terminados, sus cómplices compran los ejemplares y distribuyen la droga en las calles de la ciudad.