El director Woody Allen está cansado del juicio mediático al que afirma vivir sometido desde hace dos décadas, tras ser acusado en 1993 por su expareja Mia Farrow de abusar sexualmente de su hija de entonces siete años Dylan, a quien Allen adoptó legalmente en 1991 tras mantener una relación de una década con su madre, a pesar de que nunca llegaron a presentarse cargos contra el cineasta después de que un equipo de psicólogos designado por el fiscal del caso dictaminara que no había evidencias del supuesto delito.
La polémica volvió a resurgir en 2014 cuando la propia Dylan, una mujer de entonces 28 años, escribió una carta abierta al New York Times detallando los supuestos abusos que sufrió a manos de su padre adoptivo, quien le contestó días más tarde en el mismo diario con otra misiva en la que negaba todas las acusaciones y aseguraba que las declaraciones de su hija, con quien actualmente no mantiene ningún tipo de relación, eran una estrategia de su expareja para lucrarse a su costa.
Hace tan solo tres meses, era el otro hijo de Mia Farrow, Ronan, también adoptado por el director, quien volvía a la carga con una columna publicada en The Hollywood Reporter en la que criticaba a la prensa por seguir aplaudiendo la labor cinematográfica de Allen a pesar de todo, que vio la luz horas antes de que este estrenara su última película, 'Café Society', en el Festival de Cine de Cannes.
Ahora, en plena promoción de dicho filme, el cineasta neoyorquino por excelencia no tiene interés alguno en pronunciarse sobre un tema que califica de ‘estúpido’ y de material de interés únicamente para los medios menos escrupulosos.
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"No me interesa en absoluto ese tema, considero que son todo estupideces. Esa situación ha sido investigada muy a fondo por los servicios sociales de Nueva York durante una investigación que duró 14 meses. También fue investigada por la clínica de abusos sexuales del Hospital Infantil de Yale y sus conclusiones fueron muy claras, y esa situación no me interesa en absoluto. Me acosan constantemente por todo eso. Pero no me afecta y no siento ningún interés en absoluto", afirma el cineasta en una entrevista al periódico The Guardian.
A pesar de su tajante declaración, Woody Allen reconoce en la misma conversación con el diario británico que, a sus 80 años, se siente cada vez más débil y menos capaz de soportar los reveses de la vida, sin entrar a dar detalles sobre cuáles son esos golpes.
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"No creo en la idea de Nietzsche de que lo que no te mata te hace más fuerte. Solo hay que ver a los soldados que vuelven de la guerra con estrés postraumático, ellos ven la muerte y experimentan una crisis existencial detrás de otra. Hay traumas que nos debilitan de cara al futuro. Y eso es lo que me ha sucedido a mí. Los golpes y reveses de la vida no me han hecho más fuerte, creo que de hecho soy más débil. Creo que ahora hay cosas que no podría soportar y que antes, cuando era más joven, sí que habría podido sobrellevar".
Por: Bang Showbiz