Carta abierta a una mamá en su día... ¡Gracias, eres la mejor!

Cuando decides ser madre son miles las preguntas que te embargan, pero ya has tomado la decisión y es hora de sumergirte en esta nueva aventura que sin duda será la más bonita de tu vida. 

El momento ha llegado: ves el positivo en la prueba y saber que una nueva vida se está comenzando a gestar en tu interior te llena de amor, alegría, pero también de mucho temor, no te preocupes la clave está en confiar siempre en ti. 

Con el pasar de los días te miras al espejo y ves a otra mujer, los cambios físicos y hormonales se comienzan a notar y las ansias de conocer al amor de tu vida comienza a quitarte el sueño, por lo que anhelas que llegue pronto el día de tenerlo entre tus brazos. 

¡Es un hecho! Llega el día del parto, los dolores son cada vez más intensos y te crees incapaz de resistirlo, te conviertes en una montaña rusa de emociones y sensaciones ante la pronta llegada de tu bebé. Solo hace falta escuchar su llanto para entender cómo de la forma más tierna tu esfuerzo y gran trabajo durante 40 semanas es remunerado y vives uno de los momentos más gratificantes de tu vida. Ha nacido tu bebé y tú has renacido también.

Con el nacimiento de tu pequeño la vida da vuelta a tus prioridades y te enseña a ver el mundo de otra manera.

Pasarán los años y el momento de soltarle las alas a tu hijo llegará. No será fácil, pero también, para entonces, estarás preparada. Lo seguirás guiando para toda la vida porque eres invencible y allí también sabrás confiar en ti.

Por ahora, ¿sabes qué es lo mejor? Que estás en casa dándonos amor, llenándonos de tu alegría e incluso, en la distancia, estás cerca. Tus caricias, tu olor, tu voz, tu sazón y ese ímpetu que tienes todos los días para levantarte a pesar de los tiempos difíciles nos honra y llena de orgullo.

¡Mamá, me encanta verte en casa! ¡Gracias por tanto! 

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