Alejandra Azcárate habló como más le gusta: de frente y sin pelos en la lengua. La actriz manifestó su inconformismo porque su mascota no pudo entrar a distintos restaurantes de la ciudad de Cartagena.
A través de su cuenta de Instagram contó lo ocurrido, aclarando que entendía las normas de convivencia social, pero al mismo tiempo le “fastidiaban” algunos comportamientos de los humanos.
“Me parece grotesco ver en un restaurante a alguien tratando mal a un mesero, agachando la cabeza hacia el plato para tomar los alimentos, eructando, sacándose de las muelas los restos de comida con un palillo, gritando, haciendo rollos con la servilleta de papel, sonándose en la mesa, escondiendo lo que masticó en el cachete interno como un hámster, sorbiendo los líquidos o dejando los cubiertos separados al terminar”, escribió junto a la imagen.
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Azcárate ha compartido durante los últimos meses varias anécdotas que le han ocurrido durante sus viajes, llevándose decenas de elogios por su sinceridad y originalidad al escribirlas.
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