“Yo siempre fui una niña feliz”, dice al resaltar que sus padres fueron excepcionales y le inculcaron ser sobre todo feliz. A sus 81 años, González, cuenta con una vida pintada de colores alegres y tristes, así como hechos históricos que la marcaron no solo como persona sino como artista, como la Toma del Palacio de Justicia.
Recuerda, de manera jocosa, que fue muy mala bailarina y también rememora un novio que la “espantó” con una cara terriblemente cursi.
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