Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

logopush.png
¿Quieres saber más de las producciones de Caracol TV? Activa las notificaciones y recibirás información al instante.
Nos vemos luego
¡Veámonos!

Publicidad

Un sueño que va sobre ruedas: la inspiradora historia de una promesa del patinaje colombiano

Carlos Andrés es un joven de 16 años que sueña con triunfar en el patinaje a nivel nacional, y traer alegrías al país en competencias internacionales. De la mano del Club de Compensar, y sus entrenadores, va paso a paso hacia esa meta, eso sí, a gran velocidad.

capitulo 85 Compensar

Carlos Andrés Camacho tenía 13 años cuando descubrió que quería dedicar su vida al patinaje. Fue exactamente un día que acompañó a Natalia, su mejor amiga de la infancia, a una carrera distrital en un Parque Recreodeportivo de Bogotá, que se enamoró profundamente de este deporte.

La vio patinando a toda velocidad en la pista, compitiendo junto a otros niños por el primer lugar. Se entusiasmó a tal punto que en ese momento entendió que viviría para andar en patines, más aún, cuando al final de la carrera, Natalia le regaló los que había usado en la competencia.

“Todos los días decía ‘mami, méteme a un club, méteme a un club, quiero entrenar, quiero ser como mi amiga Natalia’", recuerda. También te puede interesar: ‘A la obra’, un programa de Compensar que construye sueños y transforma vidas

Atendiendo el llamado de Carlos Andrés, y viendo su genuino anhelo, su madre, Rosa Camacho, lo inscribió en clases de patinaje en el Club Compensar, un lugar en donde ha logrado sacar su máximo nivel, y donde ratifica cada día que tiene madera de patinador profesional.

Publicidad

“Avancé muy rápido, siempre fui energético, nunca me quedaba quieto. Aquí comencé en la Escuela de Iniciación, pasé muy rápido a Avanzado; en Avanzado duré varios meses hasta que me presenté a Semillero y pasé. Hasta ahora he subido bastante nivel, pues pasé al Selectivo y ya he corrido nacionales y distritales”, cuenta Carlos Andrés con la satisfacción de saber que escogió bien su vocación.

Una rutina exigente

La disciplina ha sido la clave de su éxito, pero también uno de los grandes retos. Mantener el equilibrio entre sus responsabilidades educativas y los tiempos de entrenamiento, sin descuidar ninguna de las dos áreas, le ha demandado constancia y dedicación; sobre todo en los últimos años.

Publicidad

Entra a las 6:15 a.m. al colegio y sale a las 12:00 del mediodía. Llega a su casa, almuerza y se prepara para salir a entrenar. Además, al tiempo que cursa su bachillerato, está realizando un Técnico en Sistemas en el Sena, por lo cual algunos días debe atender clases hasta las 4:30 de la tarde.

“Esos días salgo a las 12:00, pero tengo que seguir en el colegio teniendo clase de 1:00 p.m. a 4:30 p.m., entonces ese día tengo que salir corriendo, llego a mi casa, me cambio rápido y vengo a entrenar, dependiendo del día. Entreno en pista o en el velódromo. Pasé de entrenar dos días, que eran sábado y domingo, a entrenar cinco días”, explica sobre sus rutinas. Lee también: De Ciudad Bolívar a Alemania, el camino de Breinner para cumplir sus sueños

A pesar de la exigencia, disfruta lo que hace, más aún porque entiende que el entrenamiento riguroso ha sido un pilar fundamental para alcanzar todos los logros que ha conseguido hasta ahora y, por supuesto, los que vienen.

A finales del 2022 fue su primera competencia a nivel distrital, una experiencia que le dejó grandes enseñanzas y que lo motivó a prepararse mucho mejor para las pruebas que vinieran posteriormente.

Publicidad

Una carrera por sus sueños

Carlos Andrés es consciente de su talento, sabe las oportunidades que tiene para perfeccionar su técnica, y sobre todo, reconoce el apoyo incondicional de su familia en ese camino.

Su mamá le compró las ruedas para competir, y su hermana le regaló unos patines nuevos, de ahí su agradecimiento con ellas, sus dos motores de vida.

Publicidad

Por su parte, la señora Rosa, testigo del talento de su hijo, recuerda lo difícil que fue verlo crecer en riesgo de ser vulnerable a los peligros de la calle y a las malas influencias.

“Nosotros vivíamos en San Cristóbal y muchos chicos se retiraban del colegio, y los veía uno en la calle esperando ver a alguien mal parqueado. Para evitar esto decidí apoyarlo. Ya salía del colegio, hacia sus tareas y venía entrenar. Fue una forma de mantenerlo alejado de la calle”, explica la orgullosa madre.

Hoy en día, con 16 años, Carlos Andrés tiene claro cuál es su objetivo deportivo. Quiere competir, ganar medallas, ser un patinador profesional que le de muchas alegrías al país, pero sobre todo, vivir feliz, haciendo lo que más le gusta, en compañía de su familia.

“En este momento mi mayor meta es ganar una medalla en el nacional o ganar oro en un distrital. Mi sueño más grande es ser feliz. En cuanto a mi vida amorosa, mi vida con mi familia y el deporte es lo único importante para mí. Estoy muy agradecido por el apoyo de Compensar, y de los entrenadores principalmente. Muchísimas gracias por todo lo que me han apoyado, por tener fe en mí", concluye.

Publicidad

  • Publicidad