Carolina Riaño se mueve como pez en el agua desde niña. Tenía 8 años cuando descubrió en la natación una pasión que la acompañaría por el resto de su vida, con la que ha logrado sumergir los prejuicios y los límites.
Ha ganado más de 50 medallas, y va por más. Su convicción a prueba de frustraciones y estigmatización le impide enfocarse en algo diferente a sacar a flote su talento para ser la mejor en este deporte.
Junto a más de 1.000 competidores, Carolina participó en el mes de mayo en la Olimpiada Fides Compensar , una cita anual a la que ha asistido fielmente desde su primera versión, hace 24 años. En esta última edición se destacó, como siempre, por su talento, carisma y entrega.
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Para ella esta competencia representa una la oportunidad para seguir dando brazadas de oro hacia la victoria, aumentar su palmarés y demostrar que no hay límites cuando se cuenta con motivación, ganas y apoyo.
“Mis hermanos son personas muy especiales para mí. Ellos me adoran, me aman me hacen barra”, dice Carolina con la certeza de que su familia es una fuente de inspiración que la impulsa a seguir nadando con más fuerza hacia sus metas.
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A lo largo de su vida ha participado en diferentes competencias, no obstante, el reto más difícil que han asumido ella y su familia ha sido el de la falta de oportunidades de inclusión para personas con discapacidad cognitiva.
“Siente uno que sí hay entidades y personas que los echan a un lado, entonces eso duele porque lo que tienen ellos no es una enfermedad. Ellos no son enfermos, no, esto es una condición”, explica Gloria Inés Muñoz, la orgullosa madre de Carolina, quien agrega que no cambiaría a su hija por nadie.
Y es que ha sido la misma Carolina quien se ha construido su propio camino, consciente de que no hay barreras que le impidan alcanzar sus objetivos.
“Tengo discapacidad mental, pero yo puedo hacer todo lo que yo quisiera. Puedo ganar, puedo triunfar”, dice con seguridad, pues sabe que su tenacidad le ha permitido ser un ejemplo de vida y consolidarse en el mundo deportivo como una nadadora consumada, reconocida por dejarlo todo en cada competencia.
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