Carmelo toma una decisión radical de dejarlo todo atrás para empezar una nueva vida lejos de Valledupar, y así evitar ser el “hazme reír” del pueblo que lo considera como un estafador.
A pesar del dolor de su madre, él coge sus maletas rumbo a otra ciudad, sin antes visitar a Nevis para advertirle que regresará por ella porque es quien le pertenece.