La cantante Sheryl Crow pasó en el año 2006 de ser una de las cantautoras más respetadas y prestigiosas de la escena musical a convertirse en un personaje público que solo generaba interés entre los medios de comunicación a causa de dos duros reveses sufridos en su vida personal: el diagnóstico de un preocupante cáncer de pecho y el fin de su relación con el denostado ciclista estadounidense Lance Armstrong.
Aunque la intérprete ha tratado de mantenerse fiel a una rígida política informativa basada en la discreción absoluta sobre sus asuntos íntimos, ahora no ha dudado en romper su silencio para expresar, ante todo, la profunda decepción que le invadió al comprobar el gusto por el morbo que ciertos reporteros, así como algún que otro ciudadano de a pie, exhibieron en esta época tan difícil de su vida.
"Hace 11 años, tuve que lidiar con una gran ruptura, una muy pública y en la misma semana me diagnosticaron cáncer de pecho, lo cual fue evidentemente un golpe muy duro para mí. Creo que en esos tiempos era, no sé, una persona muy conocida para la opinión pública, pero a partir de ahí me transformé como en una superestrella en lo que a notoriedad mediática se refiere. Tenía paparazzi apostados a mi puerta todo el día, básicamente no me podía mover sin que hubiera gente tratando de sacarme una foto en la que sin duda era una de las peores épocas de mi vida, y eso me afectó muchísimo", revela la artista al programa 'Entertainment Tonight'.
El impacto emocional que se derivaba de la proyección pública de sus problemas personales fue tan grave, que Sheryl no tiene reparo alguno en confesar que -teniendo siempre en cuenta la crisis anímica que vivía en estos tiempos- llegó a "perder la fe en la humanidad" por culpa de la falta de sensibilidad mostrada desde ciertos sectores más preocupados por enriquecerse a costa de su lucha contra las adversidades.
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"De verdad que todo esto me hizo sentir que había perdido totalmente la fe en la humanidad. No me puedo creer que hubiera tanta gente deseosa de obtener una foto mía después de haber tocado fondo", asegura con rotundidad antes de revelar que su posterior decisión de mudarse a Nashville (Tennessee) resultó fundamental de cara a su recuperación física y psicológica.
"Fue algo genial, una de las mejores decisiones que podía haber tomado, aunque por otro lado me molesta haber tenido que llegar a ese punto. Lo que realmente me ayudó a superar todo esto fue centrarme en ello y vivir la experiencia al máximo, en lugar de tratar de distraerme como siempre he hecho, manteniéndome ocupada y escribiendo canciones. Estaba en el lugar propicio para decirme a mí misma: '¿Sabes qué?. Voy a volcar mi atención en esto hasta que se termine'. Y un día me levanté y se había terminado", apunta en la misma entrevista.
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