O muy bien disimula Lindsay Ellingson, o la pobre no era consciente de que con esas alas metálicas y afiladas corría el peligro de sacarse un ojo. Aunque hay que reconocer que el resultado era espectacular, así que a lo mejor a ella le mereció la pena el riesgo de quedarse tuerta y la lesión de cervicales con la que tuvo que acabar.
Actualizado: febrero 05, 2016 06:31 p. m.