El príncipe Guillermo ha sucumbido a la moda de las pulseras de goma y colorines, y a sus 32 años no ha mostrado ningún pudor en reconocer que posee unas 200 de estas bandas. La que se le pudo ver luciendo este miércoles en una visita oficial a Coventry, en donde inauguraba un parque conmemorativo de la Primera Guerra Mundial, combinaba el color turquesa con el negro y le había sido regalada por jóvenes estudiantes que asistían al evento, según informa el Daily Press.
El duque de Cambridge se habría unido a la locura por este complemento siguiendo los pasos de su mujer, Catalina de Cambridge, quien a principios de mes lucía en un acto público una pulsera de gomas azules y rosas.
Y no es la única de la familia real en caer en las garras de la moda más juvenil, Camila -mujer del príncipe Carlos- también comparte el gusto por los coloridos brazaletes.