A la vista de la repercusión internacional de sus declaraciones detallando cómo el secuestro de su padre le había empujado a un "exilio involuntario", el cineasta Guillermo del Toro ha querido matizar sus palabras aclarando que solo recurre a guardaespaldas durante sus visitas a México cuando se encuentra promocionando alguno de sus trabajos cinematográficos, pues el resto del tiempo no siente tanta inseguridad como para ir acompañado constantemente.
"No puedo abordar el tema de la seguridad en México a nivel general. Pero en cuanto a la seguridad personal, cuando vengo a México a un lugar donde se sabe que voy a estar, pues vengo acompañado por una persona que se encarga de coordinar que los eventos vayan bien y todo eso. Pero si voy a venir por sorpresa, viajo como cualquier otra persona. Si se anuncia en el periódico, sí que hay que tener un poquito de precaución, nada exagerado.Pero si es una visita familiar, entonces somos solo mi maleta y yo", confesó el director a la edición mexicana del periódico El Universal.
Pero más allá de lo mucho que llegue a extrañar su tierra natal cuando se encuentra viajando alrededor del mundo o en su residencia de Estados Unidos junto a su esposa Lorenza Newton y sus dos hijas, Guillermo es consciente de que la inestabilidad social de México supondría un riesgo para su familia si continuaran viviendo allí, una certeza que descubrió de la manera más dura cuando su padre fue secuestrado durante 70 días en 1998.
"Los que secuestraron a mi papá todavía están sueltos. La verdad es que después del secuestro mi vida cambió. Si alguien me hubiese pedido que escribiera mi carrera, yo habría escrito una diferente, pero la verdad es que cuando empezó el exilio involuntario toda mi vida cambió", confesaba hace unos días Guillermo durante la presentación en Ciudad de México de su última película, 'El libro de la vida'.
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