El director Guillermo del Toro -que actualmente se encuentra en la Costa Azul para formar parte del jurado del festival de cine de Cannes- no tiene miedo de que lo tilden de grotesco en la meca del cine por los horrendos monstruos que muestra en sus películas, ya que desde su punto de vista lo más aterrador siempre son las propias personas.
"Siempre enseño el monstruo, quiero que las cosas se vean claramente. Quiero enseñar al fauno o al fantasma, como en mi película 'El espinazo del diablo'. Porque, en mi opinión, lo que más miedo da en mis historias son las personas", explicó el mexicano al portal IGN.
En la vida real, el director vivió su propia historia de terror hace casi dos décadas, cuando secuestraron a su papá en 1998 en Ciudad de México, una traumática vivencia que cambió el curso de su carrera al empujarle a "exiliarse voluntariamente".
"Los que secuestraron a mi papá todavía están sueltos. La verdad es que después del secuestro mi vida cambió. Si alguien me hubiese pedido que escribiera mi carrera, yo habría escrito una diferente, pero la verdad es que cuando empezó el exilio involuntario toda mi vida cambió", confesaba Guillermo durante la presentación en Ciudad de México de su película 'El libro de la vida'.
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