Como el resto de los mortales que van al gimnasio, exceptuando a Taylor Swift, Ashley Greene se colocó unas mallas y una camiseta ancha para acudir a su sesión diaria. Lo único que desentonaba del modelo eran las grandes gafas de sol, muy propias de celebridad camuflada, pero Ashley, por ser tú y por ir en mallas al gimnasio, te lo perdonamos.
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