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El cantante Alejandro Sanz protagonizó el pasado sábado el que sin duda fue uno de los conciertos más espectaculares del año en España, 'Más es Más', al condensar en dos horas y medio de recital buena parte de los temas de su aclamado disco 'Más' (1997) y congregar en el estadio Vicente Calderón de Madrid a cerca de 50.000 espectadores, así como a amigos de la talla de Miguel Bosé, Laura Pausini, Juanes, India Martínez, Manuel Carrasco y Juan Luis Guerra.
Tras vivir una de las experiencias más emotivas de su longeva carrera artística, la que definitivamente le consagra como una de las voces imprescindibles de la música en español, el cantautor no ha dudado en echar mano de su perfil de Instagram para dar las gracias una vez más por el éxito de su propuesta y, sobre todo, para resumir a base de recursos casi literarios las sensaciones que le invaden al haber sido testigo una vez más de la entrega y lealtad de sus fans más incondicionales.
"Somos algo que no tiene explicación, somos miles de gente que decidimos latir al mismo tiempo, gente de todas partes, que se hicieron miles de kilómetros para estar juntos y decir alto y claro que nos mueve un sentimiento que ningún experto podrá explicar, porque lo que nos mueve a nosotros es un compromiso", reza el primer extracto de una entrañable carta en la que deja claro que la conexión que mantiene con sus seguidores no tiene parangón.
"Dejemos que esos momentos nos muestren en que consiste realmente la felicidad de compartir sin ser nadie más que nadie. Somos uno: mi manada, mi tribu, mi familia.. La más bella, la más pura, la más sensible y la más fuerte y valiente. Os amo y os agradezco el amor. Cada segundo de esfuerzo, cada llanto, cada nervio, mereció la pena si te dejé una emoción tatuada en la sonrisa de tu tiempo", añadió a continuación para incidir en que su misión como artista, que ha cumplido con creces a lo largo de las últimas dos décadas, consiste precisamente en dejar una huella imborrable en los corazones de sus fans.
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Además de demostrarle claramente el grado de admiración y fidelidad que le profesan, los 50.000 asistentes al inolvidable concierto de Alejandro Sanz también dejaron claro que a paciencia no les gana nadie, ya que tuvieron que aguantar estoicos los 40 minutos de retraso que precedieron al inicio del concierto debido a unos problemas técnicos con la emisión en 'streaming' del espectáculo. Desgraciadamente, contratiempos de ese tipo siguieron sucediéndose a lo largo de la velada con micrófonos que dejaban de funcionar misteriosamente o pantallas que se apagaban de repente e impedían que los fans más alejados del escenario pudieran ver con detalle lo que acontecía en el escenario. Solo el buen hacer de Alejandro sobre las tablas, la incuestionable calidad de sus temas, la química que derrochaba junto a sus invitados de excepción y el cariño del público lograron eclipsar la magnitud de esos errores de carácter logístico.
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