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Hace 12 años, el fútbol colombiano vivió una de las pérdidas más grandes en su historia con el fallecimiento de Miguel Calero. Conocido como 'El Cóndor', el arquero dejó una huella imborrable en el fútbol mexicano e internacional. Su muerte no solo conmocionó a sus seguidores, sino que también dejó un vacío en el corazón de quienes siempre lo admiraron.
Miguel Calero fue un admirado portero vallecaucano. Nació en el municipio de Ginebra, el 14 de abril de 1971, y su debut profesional fue en el desaparecido club Sporting de Barranquilla en 1987, donde ganó el apodo de 'El Cóndor' por sus impresionantes exhibiciones y salidas ofensivas.
El equipo de sus amores fue el Deportivo Cali. Su mayor logro deportivo fue romper una sequía de 22 años y llevar al equipo verde y blanco a ganar el torneo profesional colombiano. Gracias a estos logros, protagonizó la transacción más alta en la historia de los clubes de fútbol colombiano en 1997.
En Colombia, Miguel Calero también vistió los colores de otros clubes grandes como Nacional y, en el exterior, del Pachuca en México, el cual fue su último equipo profesional.
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Miguel Calero, hijo del exarquero, recordó en Expediente Final la calidad humana de su padre, la cual fue reconocida tanto dentro como fuera del campo de juego. "Si tú hablas con excompañeros de él siempre te van a hablar de una persona que los contagió con ese ejemplo y con ese liderazgo de siempre querer hacer las cosas bien”, afirmó.
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A lo largo de su vida, Calero enfrentó varios problemas de salud. En 1994, se fracturó el húmero del brazo izquierdo, una lesión que puso en riesgo su carrera.
“Muchas situaciones difíciles cuando su salud se vio comprometida porque yo en él siempre pensé que tenía como un héroe”, afirmó su esposa Sandra Sierra en Expediente Final.
En 2007, sufrió una trombosis que lo llevó a ser intervenido quirúrgicamente en Estados Unidos, donde le extrajeron una costilla. A pesar de estos retos, Calero volvió a jugar, pero sentía que no era el mismo y decidió retirarse del fútbol profesional.
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Los directivos del Pachuca no lo querían dejar ir y lo retuvieron un poco más. Su último partido fue el 23 de octubre de 2011, con una gran fiesta de despedida.
“Hay niños de ocho años que no lo conocieron y que quieren ser Miguel Calero, entonces yo creo que sí fue una persona que dejó un legado muy grande”, recordó su esposa Sandra Sierra.
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Después de su retiro, Miguel Calero se preparó para ser director técnico, estudiando en Argentina, Europa y Colombia. Sin embargo, su salud volvió a deteriorarse.
El 25 de noviembre de 2012, comenzó a presentar quebrantos de salud. Ocho días después, el 3 de diciembre, a sus 41 años, sufrió una nueva trombosis y presentó muerte cerebral. Al día siguiente, el Pachuca anunció la muerte del jugador colombiano.
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La velación del portero fue en el Auditorio Gota de Plata en Pachuca de Soto, en México, a una hora y media de la capital. “Fue impresionante, eran carros y carros y gente caminando y posteriormente de un mes acá en Pachuca viajamos a Colombia para que la mitad de sus cenizas estuvieran en el Ginebra, nuestro pueblo”, rememoró Miguel Calero, hijo del fallecido arquero.
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Algunos aseguran que Calero presentía que se iba a morir. Un día, estando radicado en México, decidió volver solo a Colombia para recorrer sus pasos. Estuvo en Ginebra, Valle del Cauca, el municipio donde nació. Allí se reencontró con personas de su infancia, compartió con su familia y amigos de antaño, en lo que fue casi como una despedida.
“Le dio por recorrer todo el pueblo, todo el pueblo a pie se fue recorriéndolo”, recordó Milton Calero, hermano del fallecido exfutbolista.
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Miguel Calero dejó un legado imborrable en el fútbol y en la vida de quienes lo conocieron. 12 años después sus seguidores aún recuerdan sus jugadas y calidad humana.
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