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La historia de los últimos años del maestro Pablo Flores estuvo marcada por la lucha, la música y un profundo amor que lo acompañó hasta el final. Cuando su salud comenzó a deteriorarse, el diagnóstico médico fue devastador, le dieron apenas dos años de vida debido a una grave enfermedad renal. Sin embargo, contra todo pronóstico, logró vivir siete años más gracias a un tratamiento que evitó que entrara de inmediato en diálisis.
Durante ese tiempo, Pablo no se rindió. Grabó discos, realizó giras promocionales y se presentó en numerosos conciertos en distintas regiones del país. A pesar de su enfermedad, seguía activo y vigente en la música, su fortaleza lo convirtió en un referente aún mayor y su obra fue reconocida oficialmente. En 2010 recibió la Gran Orden Maestros del Patrimonio Cultural en Colombia, junto a León Cardona y Jairo Varela, y también fue exaltado con el premio Vida y Obra del Ministerio de Cultura.
El golpe más duro llegó con la muerte de su esposa Marce, desde ese momento, quienes lo rodeaban notaron un cambio profundo en él. La tristeza se apoderó de su vida y su salud se fue debilitando rápidamente. Muchos aseguran que esa pérdida lo quebró por dentro.
Pablo Flores falleció el 14 de diciembre, apenas dos meses después de la partida de su compañera de vida. Su despedida fue multitudinaria y tal como él lo había pedido, con música y alegría. Hoy su legado sigue vivo, recordándolo como uno de los grandes símbolos del Caribe colombiano.
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