La película dirigida por Guillermo del Toro es una historia mágica imperdible contada en medio de la guerra fría estadounidense de 1963, con problemas culturales nada alejados a los del mundo moderno.
Es una cinta cargada de drama, romance, espionaje, efectos especiales, fantasía, musical y, algo más, ¡monstruos!
"Desde niño he sido fiel a los monstruos. Me han salvado y absuelto, porque creo que los monstruos son los santos patrones de nuestras imperfecciones y nos permiten la posibilidad de fallar y seguir adelante. Durante años he elaborado historias de color, luces y sombras y en muchas instancias, en tres ocasiones especiales, estas historias me han salvado la vida".
Reveló el director mexicano en la pasada ceremonia de los Golden globes del 2018 .
Publicidad
Publicidad
A pesar de hacer parte de una categoría comercial, Guillermo entrega una película que se sale de la mera entretención con un guion que parece un mito en sí mismo: un recuento de arquetipos que cargados de valores sociales, intelectuales y morales se convierten en guías de sabiduría que podrían alimentar a los espectadores durante años, dándoles fórmulas de redención y progreso para aplicar en los años 60 o en la actualidad.
El filme, rodado en varias locaciones de Toronto y California, es una guía ética y espiritual resumida simplemente en la intrínseca necesidad humana de conectarse con otro ser, en la lucha por no definir infinitos como el amor, en aceptar al otro, o como lo dice su director "en algo tan simple como mirarnos y entendernos".
Las leyendas de las naciones y las historias que nos contaban desde niños están llenas de seres mágicos que en un principio son bellas y bestias ¿Por qué sorprenderse entonces con este encuentro?, cabe resaltar que en este film el monstruo no es la criatura amazónica, pues tras la actuación magistral de Michael Shannon queda poco espacio para cualquier otro esperpento.
Publicidad
Crédito imágen: IMDB.
Decimos entonces que la percepción es un proceso físico ya que en un principio depende de ciertos órganos del cuerpo humano, órganos que en el caso de Elisa Esposito, protagonizada por Sally Hawkins, están afectados y no le permiten comunicarse normalmente. Ella con un impedimento para hablar y él, incapaz de entender el lenguaje humano (el hombre anfibio), terminan comprendiéndose más allá de lo previsto; los prejuicios, la necesidad y los condicionamientos de su mundo subjetivo los llevan a 'percibir' lo que los demás no pudieron.
Publicidad
Elisa, además de ser la traductora entre un mundo divino y otro banal, sin tener voz terminó siendo escuchada para convertirse sin desearlo en una heroína moderna. Enfrentó el obstáculo, el miedo, el peligro superando la ordalía que tenía en frente y, finalmente, se convirtió en ejemplo de vida y estandarte de cambio para los demás o como lo describe el mitólogo y escritor Joseph Campbell cuando simplifica la labor de los héroes: "es alguien que percibió lo que podía hacerse y lo hizo". Esposito dejó bien marcadas sus huellas dentro del laberinto para ser seguidas por otros.
Aparentemente es una película clara y un tanto inocente, pero el ávido receptor notará que tiene una lectura como las capas de una cebolla, un detalle bajo otro detalle (como siempre lo suele hacer Guillermo del Toro). Mientras la historia nos pone a debatir desde temas políticos, sociales y hasta la misma descripción del ser, nos permite apreciar en el camino algunos guiños a películas como 'La criatura de la laguna negra', 'Liberen a Willy', 'La cosa del pantano', 'Starman' (el hombre de las estrellas), 'Dioses y monstruos', 'El pequeño general', 'El padrino', 'La bella y la bestia', 'Amelie', entre otros referentes generales a las películas que de serie B de los años 40 y 50, que tanto pusieron a soñar a del Toro en su infancia. Probablemente esta influencia de la fantasía, el terror en las películas y el haber nacido en un país que celebra a la muerte entendiéndola como una gran parte de la misma vida.
La cinta coproducida con Fox Searchlight Pictures, nos sumerge mágicamente en el lado oscuro de la naturaleza humana, como él mismo lo dijo cerrando el discurso mientras era galardonado como mejor director en la última entrega de los Golden Globes:
"Nadie ama la vida más que nosotros porque estamos muy conscientes sobre la muerte. […] Todos en este planeta vamos en un tren con destino final es la muerte. Así que en este tren vamos a vivir. Vamos a hallar belleza, amor y libertad".
Publicidad
Crédito imágen: IMDB.
Por: Román Avendaño.
Publicidad
Mira también:
Premios Óscar 2018: lista de nominados.
Publicidad