Hablamos con la agrupación Bozá antes de su presentación este 30 de marzo en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.
Dicen que fueron los arhuacos, los ikas, los wiwas, los koguis y demás grupos indígenas que habitaban la Sierra Nevada de Santa Marta los que originaron aquel instrumento de viento que emitía un sonido magnético. Dicen también que, en un principio, no tenía el nombre que hoy le conocemos, que la gaita era un tipo de música y que el instrumento recibió ese nombre por un error, como tantos, de la colonización. Y dicen los viejos que fue en Montes de María, región ubicada entre los departamentos de Sucre y de Bolívar, donde la gaita se incubó y expandió como una de las tradiciones sonoras más poderosas del continente. Fue una historia que estuvo marcada por el mestizaje, por el encuentro violento entre colonos, indígenas y negros.
Atrapados por ese magnetismo ritual y por su historia atávica, tres barranquilleros y un oriundo de Calamar, Bolívar, componen hoy uno de los proyectos que gira alrededor de la gaita y su avivamiento, Bozá. Una agrupación que se ha propuesto poner a dialogar y explorar los caminos de la tradición: propagando su carácter mestizo y ampliándolo al sonido.
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“Desde su fabricación, la gaita cuenta una historia. Primero, porque está hecha del corazón de un cactus, los que alejan las malas energías. Segundo, porque la cabeza está hecha de cera de abeja. En ella confluyen todos los reinos de la naturaleza: el animal, el vegetal, el mineral… Su sonido siempre lleva una carga melancólica. Está la gaita hembra y la gaita macho, pero siempre te transporta a una nostalgia”, cuenta Ailan Manjarrés Wong, interprete de la gaita macho en Bozá.
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El proyecto empezó a cocinarse en 2008 pero fue hasta 2013 que hicieron su primera grabación, Rumor de gaita. Era un disco de siete canciones más instrumental que su segunda placa, En la juega (20018). Antes primaba más la voz de la gaita que la humana; era ella la que cantaba, la que llevaba la melodía. Ahora, según cuenta Leang, otro de los miembros de la banda, lo que buscan “es hacer una exploración de cómo la gaita puede dialogar con otros contextos y en este nuevo formato estamos experimentando con sonidos más electrónicos. Porque la gaita puede dialogar en otros espacios, hacemos más coros en pequeños estribillos, repetitivos, con mensajes muy concretos […] Jorge, por ejemplo, construye los arreglos de guitarra basado en el sonido de la gaita”.
Los cuatro integrantes de la banda son estudiosos de la música y la tradición. Jorge (Salpi) Guerrero, en la guitarra; Leang Manjarrés Wong, en la gaita hembra; y Edinson Rodríguez, el tamborero (que también es luthier), están todos dedicados de tiempo completo a la música. La otra integrante del grupo, Ailan Wong, intérprete de la gaita macho y la maraca, además de ser abogada es la primera mujer en ganar un premio a mejor gaita macho en un ambiente festivalero dominado por hombres.
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Tanto a Ailan como Leang, hermanos y gaiteros de Bozá, recibieron el llamado desde muy niños y hoy son de los jóvenes más virtuosos a la hora de ejecutar el instrumento. “Creemos que la gaita es mágica y atrapa a los intérpretes. Un día llevaron gaitas a la casa y nosotros de inmediato nos enamoramos de ese instrumento lleno de rituales. La gaita nos escogió a nosotros para que fuéramos sus intérpretes”, cuenta Leang antes de que su hermana haga un reclamo: “Siempre digo que lo más colombiano que tenemos es la gaita y que debe ser nuestra representante, como el sombrero vueltiao”.
El interés exploratorio con el que construyeron su más reciente disco les llegó luego de conocer a fondo el formato tradicional. “Empezamos con la música tradicional. La conocimos tal cual […] Cuando íbamos a los festivales tratábamos de tocar como los viejos. Una vez un amigo nos dijo que tocábamos muy bien, pero que nos faltaba el ‘asunto’ [una especie de sentido único que tiene cada grupo de gaita]. Cuando volvíamos, mejorados, nos decían lo mismo, así que nos dimos a la tarea de crear nuestro propio asunto y eso implicó que el formato cambiara por la naturalidad de nuestro contexto […] Ahora llevamos la música a otro contexto sin destruir la raíz. Es a lo que le llamamos la nueva gaita, que está basada en la nueva música latinoamericana, adaptada a un nuevo público. Lo que hacemos es gaita alternativa”.
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El asunto de Bozá inicia con el respeto de la tradición, pero fiel a su origen mestizo, han ido envolviendo su propuesta con los ritmos que los rodean. Los de la Barranquilla que siempre tiene parlantes sonando a todo volumen, donde también confluye la música antillana, la música africana y donde se encuentra el magnetismo de la Sierra con las nuevas generaciones.
Si quiere caer bajo el embrujo gaitero de Bozá, este 30 de marzo a las 8:00 PM se presentarán en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.
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