Bella, atractiva, fresca, divertida. Era la consentida de Octavio, la más mimada y malcriada de las tres hermanas. Perdió a su padre a pocos días de cumplir sus 15 años, golpe duro del que aún no ha logrado reponerse por completo. A raíz de su ausencia, decidió irse por un tiempo a Los Ángeles a probar suerte, impulsada por sus ganas de convertirse en actriz y ser reconocida en el territorio norteamericano.
Pero lamentablemente, las ganas y ser la imagen de una empresa de dulces colombiana, no fueron razones suficientes para que ella pudiera abrirse camino. Los intentos fallidos fueron muchos, y aunque a su familia le hacía creer que estaba triunfando en tierras extranjeras, su cara no asomó nunca en la pantalla.