En medio de la angustia de tener desaparecido a su mejor amigo, Gustavo recibe una llamada que le alegra el rato, Lorna le cuenta que está en Bogotá y que le tiene una sorpresa en su oficina que no puede dejar pasar.
El cachaco sale corriendo a la clínica Santamaría y se encuentra a Lorna en medio de un consultorio lleno de pétalos de rosas y velas, se lanza a besarla pero los interrumpen. Los dos se quedan con ganas de consolidar su amor.