Desde que llegó al centro de retiro espiritual, Alejo se ha mantenido muy callado sobre la razón que lo llevó a estar lejos de sus amigos y familiares. El costeño que conoció desde el primer día logra que hable de su vida sentimental de una manera muy particular.
Organiza una fiesta con todos los hombres del retiro y pone una caleta de ron a disposición de todos. Alejo se niega a beber pero termina cediendo y después de unos tragos de más empieza a contar su historia de amor, cómo su exnovia logró que él dejara a la mujer de su vida plantada en el altar.