La humorista Sarah Silverman se considera "muy afortunada" de seguir con vida después de ingresar en el hospital la semana pasada a consecuencia de una epiglotitis, una inflamación de la epiglotis, el tejido que cubre la tráquea, que le obligó a pasar una semana entera en cuidados intensivos.
"Estuve en cuidados intensivos la semana pasada y tengo muchísima suerte de estar viva. Ni siquiera sé por qué decidí ir al médico, solo me dolía un poco la garganta. Pero resultó que tenía un caso grave de epiglotitis. Le debo la vida a los doctores Shawn Nasseri, Robert Naruse y Rob Huizenga, y a todas las enfermeras, técnicos y celadores del [hospital] Cedas Sinaí, cuyo trabajo a contrarreloj ayuda a salvar las vidas de tantas personas. Es una sensación rara, cuando tres personas a las que estabas muy unida mueren en el mismo año, y tú casi mueres, pero al final no lo haces. Es una sensación extraña, preguntarte: '¿Por qué yo?'", explicó la intérprete en su cuenta de Facebook.
A lo largo del tratamiento, Sarah, que mantiene una relación sentimental con el actor Michael Sheen, tuvo que ser atada a la cama para impedir que se lastimara arrancándose los tubos a los que estaba conectada.
"No podían anestesiarme completamente durante el proceso de recuperación porque mi presión sanguínea era muy baja. Me drogaron lo suficiente como para que no sintiera dolor y no tuviera ni idea de dónde me encontraba o qué estaba sucediendo. Tuvieron que atarme las manos para impedir que me quitara el tubo respiratorio. Mi amiga Stephanie dice que no paraba de escribir en un papel: '¿He tenido un accidente?'".
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