Francy y Arelys Henao son dos nombres que resuenan a diario en las emisoras. El público se sabe de memoria sus canciones y han internacionalizado sus temas; sin embargo, no se conoce mucho de sus historias de dolor y sufrimiento. Ambas, desde niñas cantaron, crecieron en hogares humildes, fueron proveedoras económicas de sus familias desde temprana edad, sufrieron la pérdida de seres queridos y se repusieron.
Arelys nació en El Oro, un corregimiento de Sabanalarga, Antioquia. Comenzó en los escenarios a los 10 años. En su casa fueron 14 hermanos, 6 murieron a causa de la pobreza. Es la tercera de ocho que quedaron vivos. Le tocó difícil desde el principio. “Defender mi posición de artista en un mundo tan machista, cuando ni mi padre ni mis hermanos estaban de acuerdo con que cantara”. En esa época su familia se había trasladado a Nutibara, y ella contaba con un grupo musical. Pero vino el desplazamiento forzoso.
Por otro lado, Francy apenas tenía 9 años y ya le abría los conciertos a Darío Gómez. Él quedó atrapado por su voz, y le dijo que abriría su disquera y la quería en ella. La verdad es que la artista procuró no entusiasmarse mucho con los elogios de quien ya era conocido como ‘El rey de despecho’. Su vida transcurría entre su casa en Palmira y los viajes de fin de semana que hacía junto a su padre, músico y compositor, a pueblos para presentarse. “Mi hogar era muy humilde, no había mucha abundancia. Yo trabajaba y de ahí pagábamos la escuela y cosas para la casa”
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