
Abril, la pequeña niña esgrimista que sueña y lucha por un mundo mejor
A veces, la sabiduría y la valentía no vienen con la edad, sino con el corazón. Abril, a sus nueve años, sueña con un mundo sin violencia y con calles llenas de armonía.

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Abril Mendoza es más que una niña con grandes sueños: es una luchadora. Su arma, una espada de esgrima que maneja con agilidad y temple, simboliza equilibrio, autocontrol y disciplina. En cada combate, no solo enfrenta rivales en la pista, sino también estereotipos y temores que desafía con valentía, transformándolos en energía positiva y confianza.
"Es como una mezcla de tranquilidad cuando uso la espada. Al principio tenía nervios; en un combate perdí cinco a tres, pero en el siguiente gané cinco a dos. Fue una sensación muy especial", cuenta emocionada. Para ella, cada encuentro es una oportunidad de aprendizaje y crecimiento.
Pero su espíritu de lucha va más allá del deporte. Esta estudiante de cuarto de primaria también quiere cuidar el planeta. Sueña con ser veterinaria, rescatar animales, enseñar a no desperdiciar el agua y proteger los árboles. "Tenemos que estar en armonía, porque nosotros mismos estamos destruyendo el mundo donde vivimos", dice con firmeza.
En su día a día, demuestra que la empatía, la conciencia ambiental y el amor por los animales pueden y deben sembrarse desde la infancia. Con una energía imparable, Abril ha hecho de Compensar el escenario donde combate el aburrimiento y da vida a sus pasiones.
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Además de practicar esgrima, baila, nada, participa en festivales y nunca se rinde. Aunque a veces tropieza, siempre se levanta con una sonrisa. Como aquella vez en un festival: "Una niña se equivocó en el baile, me fui corriendo y me resbalé, pero pareció parte del show", recuerda entre risas.
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Abril nos enseña que no hay edad para hacer cosas grandes. Su ternura, alegría y determinación nos muestra que siempre es posible soñar, luchar por lo que amamos y cuidar el mundo que compartimos.