Aunque su faceta más conocida para el gran público es la de ídolo de masas, el cantante Ricky Martin se ha destacado durante los últimos años por su papel en la lucha contra el tráfico de personas y la prostitución infantil, una causa en la que se ha involucrado activamente a través de campañas de sensibilización e incluso creando su propia fundación para tratar de erradicar esa lacra.
Sin embargo, estas iniciativas no han resultado suficientes para el hiperactivo Ricky, quien decidió hace unos meses adoptar una posición aún más comprometida al edificar un centro social en su Puerto Rico natal, con el objetivo de acoger a niños que han sido víctimas de la prostitución infantil y darles "una oportunidad" a través de la música y la espiritualidad.
"En breve voy a inaugurar una institución en Puerto Rico que se convertirá en el nuevo hogar de 160 niños que han sido víctimas del tráfico infantil, pero también quiero acoger a sus madres, muchas de las cuales resultan ser apenas unas adolescentes. Lo único que quiero es darles una oportunidad a todos ellos", declaró durante una entrevista en el programa de la televisión neozelandesa 'Seven Sharp', donde también reveló algunas de las claves de la terapia que ofrecerá el centro: "Todo va a girar en torno a la música, la educación y el yoga. Y sobre todo, mucha espiritualidad, que no religión".
El carácter combativo que siempre ha mostrado el famoso artista a la hora de luchar contra las injusticias se debe en gran parte a su "sensibilidad", una faceta de su personalidad de la que siempre se ha enorgullecido pese a que no se ajuste al estereotipo de hombre que aún impera en su país.
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"Siempre he sido un hombre sensible, un hombre que llora cuando tiene que hacerlo. De donde yo vengo, hay gente que todavía piensa que los chicos no deben sentir, que no pueden mostrar vulnerabilidad, pero yo no puedo ser así. He conocido niños y niñas que han sido obligados a ejercer la prostitución en mi país, que han compartido conmigo sus pesadillas y sus traumas. Eso me hace llorar de rabia y de indignación", confesaba recientemente al diario Irish Independent.