Los seguidores más entusiastas de la trayectoria de la fallecida Debbie Reynolds están de celebración, ya que en breve podrán descubrir la valiosa colección de vestidos que la legendaria actriz de 'Bailando bajo la lluvia' recopiló a lo largo de sus 84 años de vida. A poco más de tres meses de su trágica muerte, su hijo Todd Fisher ha querido hacer realidad uno de los sueños de su madre organizando una exposición que exhibirá los atuendos más preciados de la estrella del cine, entre los que se encontrarán tanto algunas de las prendas que ella misma lució en la gran pantalla como otras que forman parte de algunos de los momentos más icónicos del séptimo arte.
"Fueron muchos los intentos en ese tiempo de organizarlo, pero nunca sucedió", explica al respecto Todd , hermano pequeño de la también desaparecida Carrie Fisher, a la revista People.
Sin duda, Debbie Reynolds se sentiría muy satisfecha al ver cómo algunas de las piezas de su exclusivo guardarropa se hacen un hueco en el festival de cine clásico TMC de Los Ángeles, donde se mostrarán hasta finales de esta semana, ya que su dedicación a la hora de coleccionar indumentarias que reflejaran fielmente la historia del Hollywood dorado llegó hasta límites insospechados y a punto estuvo de llevarla a la bancarrota.
"Estaba obsesionada con guardar todos los vestidos, así que empezó a decir: 'Compraré todos los que pueda'. Pidió dinero prestado, se gastó hasta el último centavo, hasta el final de sus días. Se obsesionó con la idea de que debían ser preservados para las futuras generaciones. En un momento dado, teníamos hasta 3.000 piezas del vestuario de todas las películas que habían ganado o estaban nominadas al Óscar al Mejor Diseño de Producción o Mejor Diseño de Vestuario desde la primera ceremonia, puede que incluso más. La gente no se hace una idea de cuánto esfuerzo puso en ello", manifestó también Todd en la misma entrevista.
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Sin embargo, los asistentes al festival no llegarán a ver la colección completa que llegó a reunir Debbie. A finales de los noventa la artista se vio obligada a subastar gran parte de la misma debido a los problemas económicos que le acarrearon los divorcios de sus tres exmaridos -Eddie Fisher, Harry Karl y Richard Hamlett-, una decisión que le reportó 22 millones de dólares en tan solo una noche pero que le "rompió el corazón".
"Esa pasión estaba acabando con ella. El precio para preservarlo todo en buen estado era excesivo. Nos gastábamos cientos de miles de dólares al año solo para asegurarnos de que las prendas se mantuvieran en buen estado. Nadie nos ayudaba ni lo comprendía", apunta su hijo.
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