Como toda futura novia, Kim Kardashian vive estos días con la mirada puesta en el cielo de la capital parisina para asegurarse de que el cambiante clima francés no desluce su gran día junto a su prometido Kanye West, una preocupación que se ha convertido en su tema principal de conversación, con distintas variables de la misma frase: "Espero que la lluvia no arruine mi boda".
"Ha dejado muy claro que el mal tiempo está consiguiendo ponerla de los nervios. Claramente, se ha gastado millones para poder casarse en Europa, y si toda la ceremonia acaba pasada por agua se sentirá muy desgraciada", aseguró una fuente a la revista Us Weekly.
Aunque sus familiares intentan animarla asegurando que las condiciones meteorológicas mejorarán durante el fin de semana, la preocupación de Kim aún era evidente este miércoles a su salida de una visita a la torre Eiffel. Al parecer la estrella televisiva dejó muy clara su opinión sobre el encapotado cielo que amenaza estos días la capital de la luz: "El tiempo tiene que mejorar. Se supone que la primavera en París debe ser soleada, y lo único que estamos viendo es lluvia".
Ante la evidencia de que ni siquiera las magníficas vistas desde la atracción turística podían distraer a su prometida, Kanye decidió acompañar a Kim al exclusivo restaurante del Hotel Costes -uno de sus favoritos en la ciudad- para unirse al resto del clan Kardashian-Jenner que ya se ha desplazado desde Los Ángeles (California) hasta París, incluyendo a la madre de la novia Kris Jenner y su exmarido Bruce, además de a sus hermanas Khloé y Kourtney Kardashian y a las pequeñas de la familia, Kylie y Kendall junto a uno de los hermanastros de Kim, Brody Jenner.
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"Se sentaron todos en uno de los reservados, el lugar favorito de Kanye para comer cuando visita el local. A menudo puede vérsele acompañado de Beyoncé y Jay Z durante la semana de la moda, o cuando coinciden en la capital. Kanye siempre es encantador y es un habitual del restaurante", aseguró una fuente al portal E! News.
El numeroso grupo compartió una lujosa cena, e incluso Kim -quien se ha sometido a un estricto régimen de comida y ejercicios para mejorar su figura de cara al gran día- fue vista disfrutando de la suculenta oferta de la carta de postres.
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"Eran unos 14 comensales. Todas las hermanas Kardashian tenían un aspecto radiante. Pidieron una tanda de entrantes incluyendo aguacates, gambas y ensaladas varias, seguidos de numerosos platos. Kim y Kanye llegaron hacia el final de la cena y solo quisieron tomar postre. Bebieron champán y se lo pasaron muy bien. En total, se quedaron alrededor de una hora y la cuenta ascendió a unos 3 000 dólares (2 400 euros)", añadió.
Seguramente la familia al completo aprovecharía para descansar después de la reunión para así reponer fuerzas de cara a hoy jueves, fecha señalada para dar inicio a la maratoniana boda, que comenzará con una visita guiada por el palacio de Versalles, donde se celebrará la cena de ensayo para la que se ha requerido que todos los invitados sigan la etiqueta impuesta por los anfitriones, moda real vintage. Tras ello, se espera que los asistentes al enlace vuelen en jets privados a Florencia (Italia) para ser testigos de la unión de Kim y Kanye este sábado en una localización aún desconocida.