La actriz Amanda Bynes, quien fue detenida recientemente por conducir bajo los efectos de las drogas y acusada de robar en una tienda, fue ingresada el pasado viernes en un hospital psiquiátrico de Pasadena (California) contra su voluntad, pero los médicos que la atienden consideran necesario que permanezca bajo los cuidados adecuados durante un periodo indefinido de tiempo, por eso acudirán a un tribunal con el fin de que expida una orden que permitiría el confinamiento involuntario de la artista hasta 12 meses en un hospital o en otra institución donde se le administre la medicación que necesita, según informa el portal TMZ.
Un juez puede dictaminar que alguien necesita estar bajo custodia si considera que el paciente está "gravemente incapacitado como consecuencia de una enfermedad mental o alcoholismo crónico".
Los doctores de Amanda ya consiguieron una orden del juez para mantener a la artista internada después de que exhibiera una conducta errática durante más de un año, protagonizando incidentes como prender fuego a un viandante o bañar a su perro en gasolina, aunque esa orden expiró el pasado mes de septiembre.
No es probable que el juez emita la orden de internamiento hasta que los médicos diagnostiquen a Amanda, quien se siente enormemente traicionada por sus padres, Rick y Lynn Bynes, que fueron quienes organizaron todo para ingresarla en el centro médico.
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Tal como afirmó una fuente al mismo portal, la relación de Amanda con sus padres ha quedado "destrozada para siempre" por engañarla para ingresar en el centro.
La intérprete ya pasó cincos meses ingresada en una clínica psiquiátrica después de que el juez decretara su confinamiento en julio de 2013. Tras esa etapa, Amanda fue enviada a casa, donde sus padres cuidaron de ella hasta que el tiempo de custodia decretado por el juez expiró.
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