Luego de su conmovedora presentación de La gran Misa en 2011, el Ballet de Leipzig vuelve al Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo con Rachmaninov, ballet dedicado a este maestro considerado uno de los últimos compositores rusos románticos y cuya música ha inspirado numerosos ballets en el mundo.
La coreografía gira en torno a dos de sus obras: el Concierto para piano No. 2 en Do menor opus 18 y el Concierto para piano No. 3 en Re menor opus 30. Participa la Orquesta Filarmónica de Bogotá bajo la dirección del armenio Karen Durgaryan y el pianista ruso Sergei Sichkov como solista. El público podrá disfrutar de este maravilloso espectáculo en directo, desde cualquier dispositivo móvil, entrando al Teatro Digital, una entrada para todos, en la dirección www.teatrodigital.org jueves 20 de octubre de 2016 a las 8:00 p.m.
Gracias al Teatro Digital, el público puede tener una experiencia de muy alta calidad en vídeo y sonido gracias a una plataforma de streaming que permite ajustar la calidad del vídeo dependiente del tipo de conexión con que cuente el espectador: desde HD hasta baja resolución.
La música de Sergei Rachmaninov, aunque nunca fue escrita expresamente para ballet, continúa inspirando a coreógrafos en todo el mundo.
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Concierto para piano No. 3, escrito en 1909, está lleno de fuerza e intensidad, y expresa no sólo la alegría de vivir sino también tiene una melancolía contenida. En el décimo aniversario de su muerte, la versión de Uwe Scholz de esta obra llegó al escenario nuevamente en Leipzig. Mario Schröder, director del Ballet de Leipzig, quien una vez interpretó esta coreografía como solista, ve en la interpretación de Scholz una “maravillosa transformación de la pieza en cuadros que realmente le hacen justicia a la composición”. Años después de esta última interpretación, Schröder la une con una nueva creación de su autoría del Concierto para piano n° 2, que musicalmente sorprende por su riqueza melódica y por los ingeniosos diálogos entre el piano y la orquesta. Junto a esta última, Schröder nos ofrece la oportunidad de ver dos lenguajes artísticos que parten de la música de un mismo compositor.
Mario Schröder descubrió a Rachmaninov a una temprana edad, y disfruta su música de manera tanto pictórica como física, haciéndola ver como si hubiera estado predestinada para la danza. Para Schröder, la música de Rachmaninov conecta las imágenes de partida y regreso, de convergencia y separación, e intersecta caminos. La idea de tiempo es expresada en un número diferente de formas, como algo vivido profunda y personalmente, algo que cada individuo trae a la mesa ligeramente diferente.
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