Antes de que alguna fotografía tomada por un paparazzi se le adelantara, la cantante Carrie Underwood ha preferido relatar ella misma el encontronazo con la policía que protagonizó estos últimos días y que ha acabado con el impecable historial como conductora del que tan orgullosa se sentía.
Aunque en realidad se trató solo de una advertencia por superar el límite de velocidad permitido, que no requirió que interrumpiera siquiera su viaje para personarse en comisaría, la estrella del country no pudo evitar romper a llorar debido al nerviosismo y el bochorno.
"Bueno, pues hoy ha sucedido. Tras 18 años, ya no puedo seguir diciendo que jamás me han dado el alto por correr. ¡Me siento tan avergonzada! Puede que incluso haya llorado en mi coche después de que el agente me dejara marcharme...", confesó la artista a través de su cuenta de Twitter junto a una serie de hashtags que denotaban su arrepentimiento y lo inusual que resultaba un incidente similar en alguien que "conduce como una abuela".
Ese disgusto ha sido lo único que ha empeñado unas semanas por otra parte muy positivas para la intérprete, que por fin ve el final de su proceso de recuperación tras sufrir una aparatosa caída a finales del año pasado en su propia casa, que le dejó una muñeca rota y cincuenta puntos de sutura en el rostro. Hace dos semanas, Carrie se sometió a la que con suerte será una de las últimas revisiones para comprobar el estado de su muñeca después de pasar por quirófano para que le colocaran una prótesis metálica.
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"Esta mañana ha sido la última revisión de mi vieja muñeca. Gracias al doctor Wurth y a mi ángel y fisioterapeuta Renee, también conocido como el bulldog, por repararme. ¡Ya estoy como nueva", anunciaba a través de su Instagram para tranquilizar a todos sus fans.
Carrie Underwood sufrió 'múltiples lesiones' por un accidente doméstico
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