En su primera colección desde que Giorgio Armani, el empresario y estilista de 82 años entre los más célebres del mundo, decidiera por sorpresa crear una fundación que garantiza el futuro del grupo, el "Rey Giorgio" presentó unos trajes que mezclan "equilibrio y libertad".
El corte preciso y a la vez suave domina en las prendas excepcionalmente seductoras que Armani propone.
Bajo el lema "Charmani", con el que Armani combina "charme" (encanto) con el nombre de la marca, el diseñador apuesta por un estilo elegante, riguroso y a la vez sensual, una unión de magia y feminidad.
Pantaloncitos cortos, algo transparentes, botines de rayas, turbantes, bolsos de flecos, todo etéreo, lleno de matices y de luz, en una paleta que va del azul y púrpura al gris.
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Algunos chales se asemejan a las redes de los pescadores de atún, mientras la gama de sandalias, zapatillas y botines de tiras dan un efecto de medias de rejilla hasta la pantorrilla.
Los toques de blanco, crudo y rojo compensan los tonos más tenues, mientras pequeñas lentejuelas y bordados de cristal abundaban para la noche con tejidos ultraligeros, entre ellos la organiza.
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Una fundación para gozar autonomía e independencia
Como siempre, el espectáculo en el Teatro Armani concluyó con un breve saludo del diseñador, quien apareció vestido de color azul marino, pantalones de chándal y camiseta de manga larga arrancando los aplausos del público.
Con su intenso bronceado, sus cabellos blancos y una silueta afilada por los entrenamientos diarios, Armani podría pasar perfectamente por un hombre mucho más joven.
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Sin embargo, consciente de que un día no podrá controlador su imperio que fundó hace más de cuatro décadas, decidió en agosto crear una fundación que se hiciera cargo de su patrimonio, un plan que revoluciona el mundo de la moda.
La fundación, que deberá garantizar autonomía e independencia del grupo, debe tener ante todo un fin social y filantrópico, mantener un enfoque ético de gestión, manejar la marca con integridad y corrección, dando atención a la innovación y a la excelencia, prioridad absoluta de la firma.
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Armani, único propietario del grupo fundado en 1975, no tiene hijos propios ni herederos naturales, aunque cuenta con varios sobrinos en la empresa a los que no quería dejar "un peso tan enorme" como la gestión directa del grupo.
Las ventas del año pasado alcanzaron los 2.650 millones de euros, ubicándose en el segundo lugar por volumen de negocio, justo detrás de Prada.
Giorgio Armani Spa aprobó el nuevo estatuto para asegurar la estabilidad del grupo así como la continuidad de sus líneas maestras, las cuales serán cumplidas una vez desaparezca uno de los más grandes estilistas del mundo.
Por: AFP/Angus Mackinnon
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