La diseñadora de modas Andreas Bathory vive en el castillo de Bran en Transilvania, Rumania, lugar en donde se originó el mito de Drácula, y aunque asegura que consume sangre humana, no lo hace con un objetivo sexual como se ha adoptado esta práctica en la modernidad.
La mujer confiesa que los vampiros no existen solo en las películas, pues ya conviven con nosotros. Entre sus secretos, cuenta que duerme dentro de un ataúd cuando necesita contactarse con las almas de los muertos y asegura que no se la lleva muy bien con las comunidades modernas de vampiros:
"Mantengo mi distancia de la comunidad de vampiros moderna. Nosotros preservamos tradiciones que tienen más de 600 años de antigüedad. El vampirismo moderno está lleno de prácticas sexuales que van en contra de la existencia máxima del vampiro", dice Andreas.
La mujer vampiro agrega que fue elegida por el alma de Vlad Tepes mediante un sueño y desde ahí cambió su estilo de vida, dedicándose a difundir un mensaje en las nuevas generaciones:
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"Hace cuatro años vino a mí en mis sueños. Estaba en una cámara oscura y me llamaba 'mi hija', no creo ser su descendiente, sino que me eligió para compartir su mensaje y tradiciones con una nueva generación. Después de esa noche, llevé una ofrenda al lugar donde fue asesinado y él me dijo: 'tu vida cambiará para siempre ahora'", afirma.
Además, Bathory confiesa que bebe sangre humana de un grupo de voluntarios a quienes ella llama "cisnes negros":
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"Nos alimentamos solo de donantes consensuales. Te sorprendería la cantidad de personas que se ofrecen libremente si les haces saber que eres un vampiro", agregó.
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