Cada vez que ves una sombra que te persigue no se trata de una casualidad, los espectros son reales y están en todo lugar: casas abandonadas, calles e incluso tu propia habitación. No son historias de terror, es la realidad que intentas ignorar, pero de la que no puedes escapar.
Llámalos fantasmas, demonios, espíritus o espectros, el nombre es lo de menos, pues lo que realmente importa es que están muy cerca de ti. El terror que sientes en las noches no es provocado por tu imaginación, sino por aquella presencia que está junto a ti ahora mismo.