La pareja que en su momento formaron Lady Gaga y Taylor Kinney ha dejado patente en numerosas ocasiones que, pese a la dramática ruptura que protagonizaron en 2016 tras más de un lustro de relación, ambos siguen disfrutando de una estrecha amistad en la que no falta el necesario intercambio de halagos a cuenta del cariño y la admiración que siguen profesándose el uno al otro.
Eso explica que el intérprete de 37 años, quien ha aparecido en títulos como 'La noche más oscura' o 'El bosque', haya querido celebrar abiertamente la última incursión de su exnovia en ese mundo de la interpretación que tan bien conoce él, nada menos que a través del esperado 'remake' del musical 'A Star is Born' que también supone el debut como director de Bradley Cooper.
"Orgulloso, muy orgulloso. Le deseo muchísimo éxito y que le vaya muy bien con la película", ha respondido el artista al ser preguntado, en medio de una entrevista al portal de noticias 'Entertainment Tonight', sobre las sensaciones que le ha dejado este último movimiento profesional de la siempre camaleónica estrella del pop.
Por otro lado, parece que en estos momentos Lady Gaga solo tiene palabras de elogio para el responsable de que haya dejado aparcada temporalmente la música -al margen de que vaya a hacer gala de sus portentosas dotes vocales en el filme- para entrar de lleno, y como un vendaval, en la competitiva industria del cine: un Bradley Cooper con el que la intérprete sintió una "conexión inmediata" en el momento en que cruzaron su primera mirada.
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"Abrí la puerta, y menos de un segundo después de mirarle a los ojos noté una conexión inmediata con él. Los dos somos de la costa este, venimos de familias italianas y nos encanta la comida. Un día le cociné algo de pasta que tenía por casa, estuvimos comiendo juntos y en un momento concreto me dijo: 'Quiero cantar contigo, si te parece bien'", recordaba la neoyorquina en una entrevista reciente.
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