Tras un 2017 que solo podría definirse como intenso, a lo largo del cual protagonizó una sonada ruptura con el cantante The Weeknd, se sometió a un transplante de riñón y vivió una aún más mediática (y breve) reconciliación con su ex Justin Bieber -prometido ahora con Hailey Baldwin-, Selena Gomez decidió dar un paso atrás y retirarse durante un tiempo de la escena social para volver a sus orígenes.
Fue en medio de ese autoimpuesto retiro cuando se enteró de que su amiga y antigua compañera de la factoría Disney había sufrido una sobredosis el pasado julio. Muchas estrellas de la música y del cine se apresuraron a enviarle su cariño y su ánimo a la cantante a través de las redes sociales, pero Selena no se sumó a ellas.
Tal y como ha explicado ahora en una entrevista en profundidad a la revista ELLE, la primera que concede en una larga temporada, el ingreso de Demi la preocupó enormemente y, por supuesto, quiso asegurarse de que su salud no corría peligro, pero no vio ningún motivo para hacerlo de cara al resto del mundo.
"Lo único que voy a decir es que me puse en contacto con ella personalmente. No hice nada público porque no quería... La quiero mucho, la conozco desde que tenía siete años, así que... Eso es todo lo que diré al respecto", afirma la cantante, actriz y productora en un momento de la conversación sin poder contener la emoción.
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Esa reacción se ajusta a la perfección a la nueva filosofía de vida que ha abrazado para "reducir y simplificar" su día a día; el primer paso en esa dirección fue renunciar a la esfera virtual.
"No he entrado en Internet en meses. Ni siquiera tengo la contraseña de mi cuenta de Instagram. No tengo ninguna aplicación descargada en mi teléfono, ni ningún programa para editar imágenes. Solo uso Peak, un juego de habilidad mental", afirma. Para aquellos que se estén preguntando cómo ha podido actualizar entonces su Instagram, la respuesta es simple: uno de sus amigos tiene registrada su cuenta en su teléfono móvil y desde ahí es donde sube sus fotos.
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Selena también ha decidido abandonar Los Ángeles, donde no podía dar un paso sin toparse con los paparazzi, para trasladarse a Orange County junto a una de sus compañeras de la popular congregación Hillsong Church. Su mudanza es tan definitiva que incluso ha vendido su mansión de Calabasas al rapero French Montana y ahora ha sacado también al mercado su bungalow de Studio City.
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