Han pasado ya tres años desde que Justin Bieber protagonizara su particular descenso a los infiernos, pasando de ser una estrella juvenil a la que se consideraba un gran ejemplo para sus fans -por su religiosidad y sus anillos de castidad- al enemigo público número uno por sus gamberradas y salidas de tono, que incluyeron tirar huevos a la fachada de uno de sus vecinos de la exclusiva urbanización Calabasas.
Desde entonces, el cantante de 23 años ha iniciado un lento pero seguro proceso para encarrilar su vida que, sin embargo, no ha conseguido acabar con su reputación de chico malo.
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Ese es precisamente el motivo por el que le estaría costando encontrar una nueva vivienda en Beverly Hills (California), a pesar de que su presupuesto alcanzaría los 100.000 euros al mes según apunta el portal Page Six.
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Varios de los propietarios de la zona habrían rechazado las ofertas de Bieber para convertirse en su inquilino por miedo a que su séquito y él vuelvan a las andadas: destrozando la propiedad y aterrorizando a los distinguidos residentes del área.
"Justin quiere alquilar una mansión grande, pero los dueños de varias casas de Beverly Hills que se encuentran disponibles se han unido y han acordado que nadie debe alquilarle una. Lo lógico sería pensar que querrían contar con el caché de hacer negocios con una estrella, y él ha ofrecido 100.000 dólares por casas que no cuestan eso ni de lejos, pero tiene una reputación de destrozarlo todo y ser muy problemático cuando se trata de pagar", asegura un informante.
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Cabe recordar que el último lugar de residencia del intérprete de 'Sorry' en Beverly Hills acabó pareciendo una zona de guerra tras la organización de una fiesta a la que acudieron Nicki Minaj, French Montana y Chris Brown.
Por el momento, Justin Bieber ha tenido que recurrir a vivir en un hotel, donde el resto de huéspedes se asombran cada vez que le ven por los pasillos camino del desayuno.