Para el rapero Kendrick Lamar (28) ser uno de los "elegidos" de la industria del hip-hop supone un privilegio al mismo tiempo que una carga, ya que no se siente cómodo con el "poder" y la responsabilidad que implica ser un ídolo para sus fans más jóvenes.
"Sé que soy un elegido. Sé que soy uno de los favoritos. En el fondo de mi corazón sé que hay una energía y una capacidad de liderazgo en mí de las que he estado huyendo toda mi vida. ¿Cuánto poder quiero? ¿Cuánto puedo controlar? Esas son las preguntas que continúo haciéndome. Cuando eres portavoz de los jóvenes, nada puede detenerte. La juventud es la que cambia las cosas. ¿Puedo liderar algo así? ¿Debería? Me siento confuso porque la gente quiere que alce mi voz y eso supone un desafío para mí porque tengo miedo de ese tipo de poder", explicó en una entrevista a la revista XXL.
Parte de los problemas del artista para lidiar con su posición nacen de su naturaleza tímida y poco dada a socializar, que le hace definirse a sí mismo como un "recluso".
"Todo se reduce a si soy yo mismo o a quién creo que soy ahora, ese chico de 28 años es básicamente un recluso. Pero 28 ya son años suficientes para que me dé cuenta de quién soy y para manejar ese tipo de poder al mismo tiempo. Ese es mi dilema y mi viaje", añadió.
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