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Desde que a principios de esta década Sia decidiera ocultar su rostro, como un gesto simbólico para rechazar la fama que justo en ese momento comenzaba a intensificarse, la encargada de poner rostro, cuerpo y alma a sus videoclips y actuaciones en directo ha sido la bailarina Maddie Ziegler. Aunque la joven de 15 años comenzó a trabajar con ocho años en el concurso 'Dance Moms', ha sido su estrecha colaboración con la cantante -para quien ha protagonizado seis videoclips y a quien acompaña en sus giras- lo que le ha convertido en una estrella, precisamente lo que su 'descubridora' nunca ha querido ser.
Ese es precisamente el punto de partida de un controvertido artículo publicado este miércoles en el periódico The Guardian, en el que se cuestionan los motivos por los que Sia ha permitido que Maddie se enfrente en su lugar a su peor pesadilla: ser reconocida allá donde va.
Lejos de ignorar este delicado tema y el debate al que ha dado pie, la intérprete de 'Elastic Heart' y 'Chandelier' ha echado mano de las redes sociales para reconocer que a ella también le preocupa cómo pueda afectar a su joven protegida la popularidad que ha ido ganando, además de afirmar que la vigila muy de cerca para garantizar su bienestar.
"Este artículo plantea una pregunta que yo misma me he hecho muy a menudo. Hablo con Maddie cada semana acerca de si quiere seguir con esto, para asegurarle que si algún día así lo desea, todo parará. Es una conversación que todos deberíamos mantener, no solo yo, sino los directores, padres y agentes con sus niños, clientes o personas a su cargo. Maddie ya era famosa cuando yo la descubrí, pero sin duda he contribuido a aumentar su exposición pública y me siento responsable por ello. Soy muy protectora con ella y mi objetivo es apoyarla en cualquier decisión que tome", se justifica la artista en una serie de tuits publicados en su perfil.
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En opinión de Sia, que también ha elegido a la bailarina para protagonizar su debut en la dirección, Maddie está mejor equipada que ella para desenvolverse en el mundo del entretenimiento y lidiar con sus consecuencias menos agradables.
"Lo que he aprendido de Maddie es que la fama le afecta de una manera distinta que a mí.Lo único que puedo hacer es confiar en que me esté diciendo la verdad. Si alguna vez eso cambia, lo dejaremos", insiste la cantante, que siempre ha temido que el éxito profesional le hiciera recaer en el alcoholismo y la adicción a los calmantes con la que lidió en el pasado.
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