La angelical Amanda Seyfried se siente afortunada de poder tener a su lado a su mascota durante sus frecuentes viajes en avión, una ventaja de la que no disfrutan todos los usuarios de cualquier aerolínea pero que, en su caso, se justifica por la recomendación especial de su psicólogo. Aunque su terapeuta personal cree que la presencia de su perro -un pastor australiano- durante el trayecto es muy útil para controlar sus tradicionales problemas de ansiedad, la actriz está convencida de que a mucha gente podría molestarle semejante trato preferencial.
"Nunca me ha gustado volar sola, me pone muy nerviosa, pero sé que puedo hacerlo si me preparo a conciencia y si no hay demasiada gente en el avión. A veces me siento culpable de que me dejen volar junto a mi perro [en vez de ser transportado en la bodega], porque muchas personas podrían pensar que se me da un trato de favor por ser famosa. No estoy segura de que sea imprescindible tenerle conmigo en todo momento", se sinceró la rubia artista en la revista ELLE.
Desde que le diagnosticaran un trastorno obsesivo compulsivo en la infancia que todavía explica sus recurrentes ataques de ansiedad, la atractiva intérprete ha estado tratando de controlar eficazmente el estrés gracias a los consejos de sus padres, un terapeuta y una farmacéutica, por lo que está segura de que es perfectamente capaz de aplacar con rapidez los efectos de su enfermedad.
"Es muy fácil curar un ataque de pánico, aunque al principio no seas consciente de ello. Solo tienes que entender que no es real y que solo durará unos segundos; ya me ha ocurrido tantas veces, que sé perfectamente cómo lidiar con ellos", confesó a la misma publicación, sin olvidarse del papel fundamental que han jugado sus progenitores en este sentido. "Me han enseñado todo tipo de trucos para mantener el control cuando me invade la ansiedad. La clave está siempre en afrontar la situación con racionalidad", concluyó.
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