La cantante Dulce María guarda un as en la manga para lidiar con las presiones de ser una estrella internacional, que además le ayuda a que la fama no se le suba a la cabeza: seguir acudiendo a la misma iglesia a la que iba junto a su familia cuando era pequeña.
"Dios y mi familia [me ayudan a mantener los pies en la tierra]. He ido a la misma iglesia desde chiquitita. Me gusta tener esas raíces, entender que no soy más que nadie. Lo único que permanece y que no se puede fingir es el cariño de la gente", explica la intérprete en una entrevista a Revista Central.
A pesar del refugio que le proporciona su fe, Dulce ha llegado a plantearse en alguna ocasión renunciar a su carrera por culpa de su ajetreado ritmo de vida.
"Yo creo que todos lo hemos pensando alguna vez. Te cansas. A veces te hartas, pero eso pasa, por eso es bueno darte un tiempo. Esta carrera es muy volátil e inestable", reconoce.
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Dulce, que cumplió años este domingo, ha entrado en la treintena sintiéndose más fuerte y segura que nunca antes en su vida.
"Soy una mujer con más experiencia, consciente y congruente. Ya no me la hacen ni me asusto, y pongo límites. Sé qué quiero y qué no", afirma la mexicana, a quien por ahora solo le queda un sueño por cumplir: "Formar una familia, no ahora, pero sí, algún día casarme y tener una bebé".
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