Barragán es un hombre de unos 45 años, alto, corpulento y para algunas mujeres muy atractivo, es santandereano. Su manera de hablar es inconfundible, habla golpeado, como si siempre estuviera molesto y reclamando. Muy vanidoso, es consciente de que el uniforme le luce a la perfección. Tiene una fachada amable y muy caballerosa. Un discurso de lo que debe ser y lo que no, y la terrible necesidad de que su jefe lo vea, lo reconozca y lo prefiera.
Frente a sus compañeros de trabajo Barragán es seco, fuerte y tajante. No se ha sabido ganar el respeto del General Mantilla, su jefe, pero sí el miedo de sus iguales y subalternos. Su necesidad de reconocimiento es tal, que ha logrado ser condecorado por sus resultados contra la guerrilla, para algunos, es el coronel de mostrar en las fuerzas militares.
Al interior de la institución inician una investigación en su contra por irregularidades, lo que hace que quiera desaparecer los fantasmas del pasado, es decir alias ‘Sara’, la niña que dejó viva para vengarse del guerrillero el comandante Roncancio. Ahí empieza la búsqueda incesable de La Niña, para lo que cuenta con un “ángel y un demonio”, el teniente Barón, su fiel “lava perros”, que lo acompaña desde hace 10 años y quien conoce hasta el más oscuro de sus secretos.