A Don Chucho no le tiembla la voz a la hora de ir de casa en casa ofreciendo los servicios de lavadora por su propia cuenta, con la excusa de que Miguel renunció al negocio.
Cuando Miguel se da cuenta siente que el mundo se le viene encima y que las deudas siguen creciendo mientras su supuesto socio se aprovecha de él en su cara.
Ver: Alberto Cardeño, un hombre tan amoroso e inocente como su personaje en La Niña