Haber decidido dejarlo todo por venirse a vivir a Bogotá fue el primer paso de una gran cadena de sucesos. Abandonó su trabajo, su familia y sus amigos por una gran oportunidad profesional en la capital. Aún así nunca dejó de contactarse con los suyos y de estar pendiente de las personas que la amaban, como de su antiguo novio con el que duró muchos años.
Sin embargo, como la vida da muchas vueltas ese amor tuvo un final y Cata de nuevo se enfrentó a la vida. Ahora con nuevos retos en su vida profesional y con un gran público que la empezó a reconocer y a adorar. En ese proceso conoció a Juan Esteban Sampedro, su actual esposo y padre de su hijita Emilia, quien llegó como una gran bendición para su núcleo familiar.
Su embarazo fue un asunto planeado y que suponían iba a tardarse un poco, pero como el universo es impredecible, la felicidad más grande de esta talentosa presentadora llegó sin avisar, así como también llegaron las grandes molestias físicas que sintió en esos 9 meses por los cambios hormonales que fueron más fuertes de lo normal. Las náuseas llegaban de improvisto a tal punto que tenía que interrumpir las jornadas de trabajo en ‘Día a día' porque cualquier cosa que se comiera podía sentarle muy mal.
En estos padecimientos Cata bajó 5 kilos y en ciertos momentos tuvo que acudir al hospital por deshidratación. Y aunque llegó a sentirse bastante mal, la bebé nunca tuvo problemas.
Fue hasta el quinto mes que se sintió mucho mejor pero dos meses después su madre falleció y un gran sentimiento confuso inundó su corazón. Pues tenía la alegría de llevar una nueva vida en su vientre, pero había acabado de perder a quién la había parido a ella. Fue su esposo Juan Esteban, quien la acompañó en estos momentos tan difíciles y le hizo más cómodas las cosas. Gracias a él es que Cata pudo seguir con la frente en alto afrontando las cosas hermosas que la vida le iba a traer desde que naciera Emilia.
Pasaron los días y la bebé nació. La felicidad más grande había empezado para esta pareja de esposos que tanto habían anhelado un hijo y en el caso de Cata, una hija. La preocupación de los cuidados que debían tener, del llanto, de la comida... todo eso se contrarrestó con los hermosos ojos de amor puro que llegaron con este angelito que le trajo luz a su camino.
Aunque a la paisa le hubiera gustado que su madre y su hija se conocieran y que hubieran pasado muchas cosas entre ellas, agradece a la vida por lo que tiene y por lo que ha sido esta maravillosa experiencia de traer alguien a este mundo. Sin duda no le faltará nada a Emilia Sampedro, quien estará rodeada del más puro amor de los que la conocen y de los que de lejos son admiradores de su madre y que por consiguientes son y serán admiradores de ella.