La ruina, desgracia o muerte que le cae a una familia no se debe a cuestiones del azar o del destino, sino a objetos malditos que pueden acabar lentamente con cualquier hogar.
Nadie se explica cómo llegaron a la casa, pero deshacerse de estos objetos es imposible, pues cargan con un bagaje tan maligno que no se puede enfrentar, convirtiendo el día a día de una familia en una terrible historia de terror.