Aunque la intención inicial de la actriz Cate Blanchett y de su marido, el director teatral Andrew Upton, era mantener a sus hijos -Dashiell (14), Roman (11), Ignatius (7) y la pequeña Edith, a quien adoptaron el pasado mes de marzo- alejados del mundo de la interpretación, irónicamente a los cuatro les encanta acompañar al trabajo a sus padres. Sin embargo, no por ello piensan alentarles a seguir sus pasos profesionales.
"En un principio intentamos poner en cuarentena a nuestros hijos para aislarlos de la imprevisibilidad de la vida creativa, pero estar entre bambalinas es como una gran fiesta de pijamas para ellos. Les encanta. Si fuera abogado, la gente pensaría automáticamente que mis hijos también se van a dedicar a lo mismo. En mi caso, todo el mundo dice: 'Tus hijos quieren ser actores'. Pero tienen que querer dedicarse a este mundo de verdad porque supone enfrentarse a muchas dificultades y negativas a lo largo del camino", explica la intérprete en la edición británica de la revista OK!
A Cate no le importa mezclar su vida personal y profesional colaborando con su marido, con quien anteriormente dirigió la compañía de teatro nacional en Sídney, porque le resulta una experiencia "fascinante".
"Mucha gente nos miró como si estuviéramos locos cuando dijimos que queríamos dirigir una compañía de teatro juntos, pero para nosotros parecía algo natural. Cuando le conocí, sentí que por fin había encontrado a alguien con quien hablar de mi trabajo en concreto y de trabajo en general. Solo hablando con él ya me pareció fascinante. Me encanta trabajar con él".
