Ya hay muchos participantes del Desafío The Box 2023 que motivan los comentarios de los internautas en redes sociales. Una de ellas es Maryam, quien estaba en Alpha y después del cambio de los equipos fue elegida por Ricky para Beta.
Desde entonces, la convivencia con sus excompañeros ha sido un tema de conversación, pues ellos aseguran que apoya a Gamma y esta es la razón por la que en uno de los ciclos más recientes le enviaron el chaleco de sentencia.
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La deportista originaria de Villavicencio, antes de entrar al Desafío se dedicaba por completo a su pasión que es el crossfit. A través de sus redes sociales comparte detalles de su vida y de su día a día que han hecho que sus seguidores conozcan mucho más de ella.
De hecho, la mayor parte de sus publicaciones muestran competencias, entrenamientos y todo lo que hace para mantener su físico, tema que también ha sido halagado por muchos, quienes le preguntan su rutina diaria.
La joven también se describe a sí misma en su cuenta de Instagram como entrenadora personal y presume su fuerza mental para llevar su cuerpo al límite y un ejemplo de ello es que logra levantar 355 libras y así lo mostró en uno de sus videos.
Aunque este es un aspecto muy llamativo, hay algo que ha sido comentado desde que ella decidió confesarlo dentro de la producción. Y es que en una conversación reveló que tuvo una infancia muy peculiar, tanto que podrían decir que fue de película.
Mientras hablaba con sus compañeros de Alpha, les contó que tiene dos familias, dos mamás y dos vidas con las que tuvo que lidiar por varios años.
La mamá de Maryam la tuvo muy joven, por lo que no podía cuidarla y decidió dejarla con una pareja que no tenía hijos, pero que se convirtió en su familia. La deportista se volvió la hija de las dos personas, tanto así que le dieron su apellido.
Durante varios años, ella no supo nada sobre su mamá biológica y tenía claro quiénes eran su familia, pues la pareja decidió que no le contarían cómo había llegado a sus vidas. De un momento a otro, su mamá apareció en su vida y reclamó sus derechos.
Debido a la orden de un juez, los padres de Maryam tuvieron que entregarla a su madre biológica y ella le puso su apellido. Durante un tiempo vivieron juntas y aunque la joven intentó adaptarse de la mejor manera, finalmente volvió con quienes siempre consideró sus padres.
Ahora, nuevamente lleva su apellido y cuenta la historia de su vida con mucho orgullo, sin tener rencor contra su madre biológica o sus padres de crianza.
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